Así es, no hay más. La felicidad no existe, sino momentos felices.
Ahora no hay nada, no queda nada, se esfumó, se desvaneció, solo queda el profundo dolor teñido de negro, la tristeza, la desesperación, resignación, ausencia, vacío, todo negro.
Diseñador gráfico, museólogo, profesor universitario y un poquito de administrador en TIC. Me encantan los museos, el arte, el turismo cultural, la fotografía, encuadernación artesanal y literatura inglesa. También la gastronomía, el café y el chocolate.
2 comentarios:
Qué mal, Daniel. Espero ver pronto otra vez el rayito de sol al que me tenés acostumbrada. Un abrazo,
Silvia
Pronto será, Silvia, no queda de otra que sacarlo de algún lado!
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