viernes, 19 de diciembre de 2008

Recuento... o solo cuento, sin el re

Esas carajadas de hacer recuentos y ponerse a pensar en las cosas malas y en las buenas, en las metas cumplidas y en las no tanto, en lo que haremos el otro año para ser mejores, o menos peores, toda esa parafernalia y verborrea insoportable, insufrible y cargosa. No. Me niego absolutamente a hacer, siempre.

Lo que planeo, lo hago, lo que no, no. Punto.

Este año la pensaba pasar tranquilo, descansando del estudio y demás, trabando con horario fijo y no preocuparme de nada. Esto resultó:

- Trabajo nuevo como diseñador gráfico en H2O Comunicación (excelentes compañeros de trabajo)
- Trabajo como profesor en la Universidad de Costa Rica (alunmos ejemplares)
- Vacaciones en San Andrés
- Casa nueva y una relación estable y exitosa
- Un viaje a conocer Europa
- Una excelente serie de fotografía
- Una mención de fotografía en un concurso
- Buenas fiestas
- Buenos freelance
- Amigos bien, otros no tanto
- Suerte, o no
- Un homenaje a mi abuelo
- Verdades, otras aún no
- Tristezas y alegrías
- Muchos libros, más libros y más
- Ingreso a una maestría
- y más, que seguro ya olvidé o de momento no recuerdo.

Poco de lo anterior fue planeado, así que, a pesar de la crisis, no sé qué esperar para el futuro.

Bienvenido 2009, con lo que desee traerme.





lunes, 8 de diciembre de 2008

Guerras de juguete

Las guerras de juguete son los únicos "conflictos bélicos" que tenía cerca cuando era chiquito, así que en esta serie fotográfica muestro un juego con soldaditos de plástico: escenarios de campos de batalla, camiones, armas, soldados azules luchando contra verdes y los verdes contra beige.

Los escenarios simbolizan, sin embargo, tomas de acercamiento de campos de guerra, sucios, abandonados, con poca vegetación. Por eso, las tomas tienen poca profundidad de campo, algunas ni siquiera un buen enfoque; las composiciones son horizontales, de colores poco saturados; la iluminación, difusa y plana.

Idealizo pues con este proyecto lo que para un niño costarricense puede representar una guerra: nada más allá de un juego inocente, lejos de la triste realidad que, sin embargo, inevitable, en él se refleja.




















miércoles, 3 de diciembre de 2008

Mayor Francisco Morúa Carrillo

Mi abuelo nació en San José, hijo de una familia de bajos recursos y muchos miembros. Gracia a sus estudios, logró salir adelante. Desde que casó con mi abuela Georgina, vive en Puntarenas, puerto que lo ha acogido con dulzura, afecto, respeto y cariño.

A sus 93 años, se entera de una gran noticia, para él, la satisfacción más grande que se ha llevado en su actividad de bombero.

Esta semana se celebra en Costa Rica la "Semana Nacional del Bombero 2008", dedicada, justamente, a mi abuelo materno Francisco, Tito. 

El domingo pasado, se realizó en uno de los salones del INS, la actividad de homenaje: 65 años de servicio voluntario, desde 1940. Durante su vida profesional, destacó en cargos como profesor de inglés, matemáticas, piloto, radio técnico y auditor; y como cuentan sus amigos bomberos más cercanos, seguidores de sus honorables labores, también cumplió (y continua) su acción de portador cultural e intelectual, tratando temas de economía, finanzas y contabilidad, hasta humamismo, literatura y música.

Por primera vez se rinde este honor a un bombero voluntario que radique fuera del área metropolitana, y tanto bomberos permanentes como voluntarios mostraron su satisfacción por esta asignación.
 
La ceremonia fue más que emotiva, tan solo el hecho de haber viajado de Puntarenas hacia San José, significó un gran esfuerzo de su parte. Para nosotros, la familia, es un gran orgullo conmemorar esta semana, junto a él. Sobra decir que en el evento, él estaba más que contento, entró llorando cuando desfiló por todo el salón, y alrederor de cuatroscientos bomberos no dejaban de aplaudir.