Los escenarios simbolizan, sin embargo, tomas de acercamiento de campos de guerra, sucios, abandonados, con poca vegetación. Por eso, las tomas tienen poca profundidad de campo, algunas ni siquiera un buen enfoque; las composiciones son horizontales, de colores poco saturados; la iluminación, difusa y plana.
Idealizo pues con este proyecto lo que para un niño costarricense puede representar una guerra: nada más allá de un juego inocente, lejos de la triste realidad que, sin embargo, inevitable, en él se refleja.
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2 comentarios:
Muy interesante, Daniel. También como contraste a tu trabajo de los animalitos. Lástima que no lo hayás puesto antes también aquí.
Gracias, Silvia! No lo he querido poner para ver si antes, logro exponerlo en algún lugar. Pero bueno, hay que ver. Si no, acá lo cuelgo.
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